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MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN

 

La escritura que apareció en la pared durante la fiesta de Belsasar (Dn. 5.25, °bj°bj Biblia de Jerusalén, totalmente revisada, 1981 mene, mene, tequel y parsin, debido a que la u de u-parsin es la conjunción “y”, después de la cual la p se convierte en la aspirada f. En la interpretación de Daniel (vv.vv. versículo(s) 26–28) mƒneµ< deriva del arm.arm. arameo mƒnaµ', ‘contar’, lo que indica que los días del imperio caldeo habían sido contados y llegaban a su fin; tƒqeµl deriva del arm.arm. arameo tƒqal, ‘pesar’ (cf.cf. confer (lat.), compárese el heb.heb. hebreo sûaµqal, de donde deriva “siclo”), que indica que Belsasar había sido pesado en la balanza divina y encontrado en falta; y el plural parséÆn fue remplazado por el singular pƒreµs, que deriva del arm.arm. arameo pƒras, ‘dividir’, lo que indica que el imperio sería dividido entre los medos y los persas (paµraµs, con un ulterior juego de palabras mediante la raíz prs (°vrv2°vrv2 Versión de Reina y Valera, rev. 1960, °vm°vm Versión moderna (hecha por H. B. Pratt), eds. rev. 1929, “ peres ”).

 

El ministerio no residía en el desciframiento de las voces arm.arm. arameo, sino en su significación. A primera vista denotaban una serie de pesas o unidades monetarias: “una mina, una mina, un siclo y un medio siclo” (bab.bab. babilónico, babilonio parisu), o, si consideramos que la primera palabra es un imperativo del verbo mƒnaµ, “contar una mina, un siclo y un medio siclo”. Pero no había contexto que aclarara estas palabras al rey o sus sabios.

 

Varios eruditos han realizado, infructuosamente, diversos intentos de relacionar las unidades especificadas a sucesivos gobernantes de babilonia; p. ej.p. ej. por ejemplo Nabucodonosor (una mina), Belsasar (un siclo), medos y persas (divisiones) (C. S. Clermont-Ganneau, A. H. Sayce); Evil-merodac y Neriglisar (dos minas), Labasi-marduk (un siclo), Nabonido y Belsasar (dos medias minas) (E. G. Kraeling); Nabucodonosor (una mina), Evil-merodac (un siclo), Belsasar (media mina) (H. L. Ginsberg); Nabucodonosor (una mina), Nabonido (un siclo); Belsasar (media mina) (D. N. Freedman, que llega a la conclusión, sobre la base de la Oración de Nabonido de Qumrán, que el relato de Daniel originalmente conocía estos tres reyes caldeos). Estos esfuerzos resultan fascinantes, pero no son concluyentes.

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